por Isabel Zapata (1)
En el contexto actual de problemas urbanos que afectan directamente la calidad de vida de los ciudadanos, es relevante replantear desafíos respecto a la gestión de los Asentamientos Humanos, para llevar adelante los procesos de urbanización creciente de los sistemas urbanos. Más aún, dado el proceso de globalización, el país enfrenta oportunidades y desafíos en materia de desarrollo económico y social, lo cual tiene efectos diferenciados en las condiciones de vida de la ciudadanía, dada la alta heterogeneidad existente en la calidad y disponibilidad de recursos naturales, físicos, económicos, tecnológicos y culturales, entre otros.
Ello, desde la premisa de impulsar desarrollos urbanos y habitacionales, de caracteres sustentables y armónicos; que incremente la calidad de vida de sus habitantes. Es necesario innovar ante los emergentes escenarios de desarrollo de nuestros territorios, donde la gestión de las áreas urbanas está consignada por procesos de descentralización y privatizaciones crecientes.
Así, el rol del sector privado es cada mas gravitante, al igual que el de la sociedad civil, por lo que la gestión pública de las áreas urbanas lleva implícita una mayor participación ciudadana y un mayor involucramiento de los sectores/ actores privados. Esto asociado a mayores desafíos de focalización del gasto público, en lo que respecta a inversiones urbanas y mejoramiento del sistema de espacios públicos en la ciudad.
Un loable objetivo de las políticas de desarrollo urbano en la región ha sido la consecución de espacios de integración social en el sistema de centros urbanos, considerando que son las ciudades los escenarios gravitantes, que concentran en forma creciente a la población que habita el territorio nacional.
Los procesos de urbanización han generado cambios y evoluciones en las distintas configuraciones del espacio regional, donde las grandes ciudades articulan un territorio de alta centralidad al dinamismo del capital global. Por otra parte, se evidencian los mayores costos sociales, económicos, ambientales que han experimentado dichos centros. No obstante la gestión de dichos territorios, presenta oportunidades asociadas a las economías urbanas, a la mejor distribución de ingresos para la población, revirtiendo la inequidad en la superación de la pobreza, la absorción del déficit urbano habitacional, por el régimen de dotación de vivienda e infraestructuras, y la atención permanente en el mejoramiento del medio ambiente urbano. De esta forma la urbanización tiene implicancias tanto económicas como sociales, y por ende exige un incremento en la demanda de vivienda y servicios urbanos, sobre la base de un reconocimiento público que son las ciudades espacios con mayores oportunidades y perspectivas de desarrollo socioeconómico de la población. En dicho marco, se visibiliza al MINVU profundizando sus acciones de coordinación con el sector público y privado, en el sentido de avanzar en el mejoramiento de las condiciones de habitabilidad de la ciudadanía, integrando los aspectos habitacionales y de desarrollo urbano, con aquellos económicos, laborales y sociales, desarrollando programas de mejoramiento y regeneración barrial, con desafíos y nuevos planteamientos de modelos operativos de gestión.
Es prioritario, en la actual coyuntura ponderar la relevancia de que el gobierno cuente con políticas del hábitat cuyos contenidos versen y promuevan acciones concertadas de integralidad y multidimensionalidad, al momento de tomar decisiones de inversión en intervenciones territoriales, urbanas y habitacionales. Esto dadas las manifiestas dificultades que se han presentado para llevar adelante programas urbanos habitacional con este enfoque integral, con poca claridad respecto a sus facultades para abordar múltiples iniciativas de inversión complementerias a las obras físicas propios del sector vivienda.
Para ello, resulta estratégico plantearse vitalizar la planificación territorial como instrumento impulsor de dinámicas integradoras del desarrollo de las ciudades y sus Barrios, de naturaleza suficientemente flexible a fin de incorporar la diversidad y el dinamismo requerido en materias económicas y sociales en las diferentes realidades regionales, y locales. En conjunto, se piensa en articular planes de desarrollo urbano habitacional, profundizando los procesos de descentralización y de participación ciudadana, siendo central orientar inversiones articuladas con el sector privado, en coherencia con las demandas emergentes propias de las oportunidades del desarrollo regional y territorial. Asimismo, acoger planteamientos tendientes a reorientar la gestión inmobiliaria en el marco del desarrollo territorial, a fin de abordar certeramente estrategias de poblamiento en función de las oportunidades territoriales emergentes, planificando el crecimiento de las ciudades, racionalizando y aprovechando el stock de infraestructura existente y promover la factibilización de suelos para los programas habitacionales. Resulta imprescindible, avanzar aún más en articular la política urbana y habitacional en el marco de estrategias más amplias de desarrollo territorial, con el fin de dar atención a la demanda, reconociendo su diversidad en cuanto a características y localización, internalizando plenamente estandares de calidad.
Finalmente, desde una visión estratégica, se requiere orientar el proceso de toma de decisiones en materia de desarrollo urbano- social, a partir de un visión prospectiva del devenir de nuestros territorios. A partir de ello, minimizar los efectos negativos de la desigualdad urbana, romper el esquema de segregación socio espacial, con sus secuelas de inequidad – exclusión social e ineficiencia económica, optimizando la operación de nuestros sistemas urbanos.
1. Académica INVI