Por Alejandra Sandoval (SUR) y Claudio Pulgar (INVI)
El pasado martes 19 de agosto se realizó en el auditorio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo el Foro Recuperación de Barrios, un desafío para la gestión municipal local, organizado por el Observatorio de Vivienda y Ciudad . Este evento contó con una alta asistencia de público, alrededor de 200 personas, que escucharon atentos las presentaciones de los representantes municipales y participaron activamente del debate.
Se presentaron en la primera parte del foro, denominada mesa de alcaldes, Rubén Sepúlveda, Director del INVI; Sra. Cristina Girardi, Alcaldesa de Cerro Navia; Felipe Gallegos, en representación del Alcalde de la Granja y encargado del Programa Quiero mi Barrio en San Gregorio; y finalmente el Alcalde de Conchalí, Sr. Carlos Sottolichio.
En una segunda parte, denominada mesa de técnicos, luego de la pausa del café, participaron Roxana Barrientos, encargada del Programa en el Barrio Santa Julia, perteneciente al municipio de Macul; la arquitecta y asesora urbana de la Comuna de Conchalí, Mariela Aranda; por la comuna de La Pintana, el Jefe de gabinete y encargado municipal del PQMB, Diego Iglesias; Jorge Larenas, académico del INVI; todo el foro fue moderado por la académica del INVI Isabel Zapata.
• En su presentación Cristina Girardi, alcaldesa de Cerro Navia, se centró en algunas particularidades de la realidad de su comuna: a “La Hondonada”, común a dos barrios intervenidos por el PQMB, y a “Las Viñitas”, barrio crítico de Cerro Navia sobre el cual recientemente se están planteando alternativas de reconstrucción debido a los resultados de estudios técnicos que indican un daño estructural de las viviendas.
• El desafío de mejoramiento y recuperación en este contexto está dado por medidas que sobrepasan la intervención del Programa: la solución de un problema urbano mayor como es el caso de La Hondonada, y la búsqueda de soluciones radicales para los casos de viviendas deterioradas, como es el caso de Las Viñitas.
• Los avances que se han logrado en Cerro Navia han sido por vías alternativas al Programa Quiero Mi Barrio, sin embargo, la alcaldesa valora que el Ministerio de Vivienda hubiese apoyado la gestión para el proyecto de parque en la Hondonada y acogido la posibilidad de conversar alternativas al problema en Las Viñitas.
• A partir de la experiencia sugiere que un programa de recuperación de barrios necesariamente debe contemplar intervención en el tema de vivienda y a partir de una evaluación que considere la posibilidad de reconstruir o proponer otras soluciones a los lugares irrecuperables.
• La recuperación de barrios no puede plantearse medidas “parche” en casos que requieren soluciones especiales e integrales “a medida”, sobre todo cuando los barrios han estado marcados por una precariedad urbana material y social desde su constitución. Y aquí también el caso de La Hondonada es un ejemplo de que no basta la inversión en los espacios públicos del barrio sino que consideren problemas urbanos mayores, los “problemas de fondo”, que requieren otros niveles de inversión que los que el Programa considera para cada barrio.
• Por otra parte, plantea la necesidad de realizar apuestas más firmes en el ámbito del desarrollo social y convivencia, ya que se ve que ninguna que las iniciativas que se puedan plantear en el marco de la intervención del Programa en este ámbito pueden ser realmente sustentables en el tiempo por la gestión de los municipios. Debiera el programa considerar recursos para la sustentabilidad y que la intervención se plantee, desde la centralidad de la presencia y permanencia pública, por el tiempo que sea necesario, hasta que los problemas sean resueltos.
• Felipe Gallegos, Encargado del Programa en el barrio San Gregorio, Municipalidad de La Granja, se refiere a la llegada del PQMB como una oportunidad real de levantar proyectos de mejoramiento urbano en forma inmediata. Al mismo tiempo, valora la experiencia de trabajo con los vecinos que muestra que aun en barrios muy deteriorados y estigmatizados se desarrollan procesos interesantes donde es fundamental el aporte del trabajo de la comunidad y la organización de los vecinos en el Consejo Vecinal de Desarrollo.
• Como debilidades o dificultades en el desarrollo del Programa se refiere al tema de la desconfianza que debe enfrentarse en la etapa de inserción en el barrio; a los procesos que se tornan engorrosos debido principalmente a la no coincidencia entre los tiempos sociales y los tiempos de los proyectos, a las expectativas respecto de los resultados de obras frente a la lentitud de los procesos en Chile Compra.
• Carlos Sottolichio, alcalde de Conchalí, realiza una presentación del contexto urbano de la comuna y de los dos barrios en ella intervenidos por el Programa. Valora que las experiencias animan a la participación, la rearticulación, y a una nueva mirada para la integración de los barrios, así como al empoderamiento de grupos que normalmente no están muy activos pero que se activan a partir de la experiencia.
• Asimismo, valora que el Programa podría aportar a recuperar la comuna de Conchalí como una comuna con historia y tradición de vida de barrio, y en ese sentido a contrarrestar la fuga de población que ha sufrido los últimos años.
• Señala que la recuperación de estos barrios es un gran desafío tanto para el Ministerio de Vivienda como para los equipos ejecutores – que corresponden a equipos municipales en algunos casos- de concebir proyectos integrales, innovadores y al mismo tiempo realizables. En ese sentido, habría que ir más allá de los proyectos tradicionales para recuperar barrios.
• En el debate a continuación se problematiza el tema en relación con el déficit habitacional y la disponibilidad de terrenos en Santiago – en particular en las comunas de los municipios participantes- y el rol que asume el Estado en este problema junto con las grandes definiciones de la planificación urbana. En este ámbito los municipios tendrían pocas capacidades de solucionar los altos déficit de vivienda y terreno en sus comunas, sin embargo hay algunas experiencias como en Cerro Navia que se menciona un proyecto en curso para la construcción de viviendas sociales en que además se ha implicado activamente a la comunidad.
• Los alcaldes pueden tener distintas posiciones, respecto del crecimiento urbano por ejemplo, pero incluso más allá de esta toma de posición las posibilidades de incidencia en los procesos y decisiones urbanas serían muy limitadas: “los proyectos nunca se conversan con los municipios”, y fue el caso del Transantiago. Señalan que actualmente la Asociación Chilena de Municipios no estaría jugando un rol al respecto sino que a través de algunas redes más acotadas los alcaldes establecen alianzas, como es el caso de la discusión de los “corredores” en el marco del Transantiago, asunto al que los alcaldes implicados, entre ellos Cerro Navia y Conchalí, han ejercido defensivas resistencias. Es decir, la relación en esas instancias de toma de decisiones no se da como confluencia y colaboración sino que “en la defensa y en la pelea” por los beneficios para cada comuna y no para la ciudad toda.
• Mariela Aranda, Asesora urbana de la municipalidad de Conchalí, comparte su experiencia en un seminario internacional de planificación de desarrollo local, destacando que los procesos de mejoramiento urbano deben estar sustentados en la autoorganización y construcción de capacidades al interior de los sistemas barriales, y que es a partir de este fortalecimiento que se incrementan las relaciones con el gobierno y el mercado local. A partir del modelo de análisis presentado muestra el caso del barrio La Palmilla, intervenido por el PQMB en Conchalí, y cómo a partir de la intervención se genera la situación deseada al mismo tiempo que se proyecta en el largo plazo. Finalmente, destaca cómo las posibilidades de inversión que lleva el PQMB a los barrios, constituiría más bien la excusa para generar capacidades en la gente, que sería lo que realmente garantiza la sustentabilidad de un proceso en el marco de la planificación local.
• Roxana Barrientos, encargada de Proyecto barrio Santa Julia, municipalidad de Macul, destaca de su experiencia el desafío de realizar intervención en un barrio estigmatizado y con las dificultades que ello implica pero que, al ser un barrio con historia implicaría también grandes oportunidades. El Programa es una gran oportunidad principalmente por el hecho de que se acorta el trecho entre la municipalidad y las personas. Por otro lado representa grandes desafíos, sobre todo para equipos de profesionales jóvenes como es el caso del equipo en Santa Julia, de plantear soluciones y alternativas que no sean solo “parche” y que sean sustentables en el tiempo. Por último, plantea las dificultades que conlleva la lentitud de los procesos en el marco del Plan de Gestión de Obras y el proceso en Chile Compra, que sería demasiado lento en relación con las expectativas de la gente.
• Diego Iglesias, Jefe de Gabinete y encargado del Programa en La Pintana. Problematiza el tema a partir de las particularidades del contexto urbano y social de La Pintana desde su conformación, y de los barrios intervenidos por el Programa en esa comuna. En particular, señala, es difícil plantearse una inversión que pueda saldar la deuda social con un sector que siempre fue precario y con carencias estructurales. La pregunta es entonces ¿qué recuperar? Esto plantea dificultades para los municipios, principalmente para los más pobres que no tienen atribuciones ni recursos que permitan plantearse intervenciones mayores. En particular las inversiones contempladas por el Programa para los dos barrios de la comuna son muy grandes en relación con el presupuesto municipal para inversión urbana, lo que es muy positivo y bienvenido pero que genera un problema si se plantea que solo se interviene dentro de los polígonos de los barrios, problema que finalmente asume el municipio, con pocas posibilidades de resolverlo. Esto sería una de las consecuencias de que el Programa se diseñara sin consulta a las bases y de forma estandarizada.
• Por otro lado, plantea la dificultad de que el Programa tenga una duración definida de dos años y de conformar al CVD como organización con personalidad jurídica cuando esta tendría una duración predefinida hasta el término del programa. También, propone que el Programa debiera centrarse más en los resultados que en el cumplimiento de etapas y productos, en los objetivos de desarrollo de la comunidad más que en las metas planteadas por el Ministerio.
• Como desafío a la gestión municipal plantea que el municipio tiene la posibilidad de instalar el tema en una posición estratégica que le de mayores posibilidades en el ámbito de la gestión. Por ejemplo en el caso de La Pintana el hecho del ser el Jefe de Gabinete el Encargado del Programa, facilita la gestión, la agilidad y el hacer más eficientes los procesos.
• Jorge Larenas, sociólogo del INVI ofrece algunos elementos de análisis y pistas a seguir en dirección de construir una política pública en materia de mejoramiento de barrios. Ella debiera aportar a “que las ciudades vuelvan a ser nuestras”, lo que implica un desafío en la construcción de confianza que se lograría fundamentalmente a partir de una mayor cercanía de los gobiernos locales con las comunidades. Por otro lado, las intervenciones urbanas necesarias para abordar el problema de las desigualdades territoriales requieren operaciones de alto impacto y de un planteamiento de metas del orden de la definición de “mínimos de calidad”, cuyo abordaje sobrepasa el ámbito del PQMB. Destaca la centralidad de la articulación del nivel central y local, como la intersectorialidad en ambos niveles. También, que es fundamental que los municipios expresen la voluntad de construir gobierno local y actuar más allá de ser meras administraciones locales. Tendrían una posibilidad en ese sentido siendo articuladores, con visiones estratégicas sobre el territorio que sean capaces de anticiparse y plantearse frente a los impactos de grandes obras de infraestructura, aun cuando las atribuciones sean insuficientes y solo puedan actuar desde la resistencia, como se hubo planteado en el foro.
• En el espacio de debate final, se menciona el tema de las grandes inversiones urbanas que benefician a otros sectores sociales y de la ciudad, como es el caso de proyectos de vialidad en la Dehesa y Acceso Sur, que no solo son grandes inversiones que realiza el Estado, muy superiores a la inversión en los barrios del PQMB; sino que además, como en el caso del Acceso Sur, perjudican directamente a los habitantes de sectores de menores ingresos.
• Esto implicaría que los municipios también puedan asumir una postura, sin embargo en esto los municipios tendrían pocas posibilidades de actuar. Se asocia este tema al de la participación de las comunas en definiciones del proceso urbano que se hacen sin participación, “desde un escritorio”, y que en este sentido habría un discurso de participación por parte del gobierno que no se cumple.
• Se evidencia que el tema del deterioro y su contraparte de mejoramiento urbano está directamente influido por temas que no están puestos en el debate y que tiene que ver con los marcos legales que condicionan el proceso urbano y la relación entre los espacios de la ciudad. En este proceso se ve confluir los intereses inmobiliarios con las decisiones de los gobiernos, sin embargo se acusa falta de toma de posición y acción de los actores locales, municipios y actores ciudadanos.
• Se plantea el tema de cómo el PQMB representa un desafío en términos de participación y cómo entonces los municipios desde su gestión contribuyen a generar dinámicas de participación virtuosas y que sean sustentables en el tiempo. En este mismo ámbito, se indican otras experiencias positivas en términos de la organización en el CVD, pero que requerirían de un apoyo del municipio que no en todos los casos se estaría dando.
• Finalmente, intervenciones desde el MINVU apuntan a poner acento en los aciertos que ha tenido el Programa, como el Contrato de Barrio y el CVD, acotando que el Programa se planteó como detonador de procesos en los barrios, más que como la solución a problemas más complejos. Destaca también la “Agenda futura” como la herramienta que apunta a la sustentabilidad de la intervención y que requiere del compromiso y de la voluntad de los municipios en su gestión. Se destaca la importancia de la conversación entre el MINVU y los municipios, al concebir al municipio como “socio estratégico” dentro del Programa, pero sin embargo para avanzar en esta relación sería preciso superar desconfianzas y diferencias, como también que los municipios pudieran realmente asociar el Programa con la gestión municipal urbana y social, en la planificación y estrategia, por ejemplo referidas al desarrollo urbano y a la participación ciudadana.
Muy buena recuperación de las experiencias en MB, estoy de acuerdo en que la solución debe abordar problemas urbanos mayores; pero es necesario iniciar desde los barrios para motivar la participación en la recuperación. Un desafío es una coordinación y cooperación entre los actores urbanos para que los mejoramientos lleguen a ser integrales en términos físico ambientales y del desarrollo poblacional.