El pasado lunes, la académica del INVI, Beatriz Maturana participó en la Misión Educativa Australiana de transferencia y colaboración en campos educacionales. En los seminarios, los que se distribuyeron en sesiones de mañana y tarde, se abordó la educación tanto a nivel terciario como vocacional y técnico, y también la investigación científica aplicada y vinculación a la industria. La sesión de la tarde se enfocó en la investigación, manejo y avances tecnológicos asociados al agua, tema que continúa cobrando relevancia a nivel mundial.
La situación actual de Chile en cuanto a la educación y los niveles de inversión, proveyó el contexto para posicionar tanto las experiencias nacionales como internacionales. Tal como afirmó uno de los presentadores, la inversión en educación en Chile es una de las más altas entre los países de la OECD, sin embargo, se cita una muy baja capacidad de innovación, eficiencia y productividad. Se evidencia también una creciente participación en la educación con incrementos en las matrículas del el sector técnico y universitarios de un 70% y 40% respectivamente, pero con bajas tasas de retención y con procesos de títulos que llegan a cubrir hasta 80% del total del tiempo de estudio. También se constatan deficiencias en los sistemas de acreditación y en la estandarización de programas y conocimiento. En relación a la vinculación entre la industria y la educación, a modo de ilustración se cita que Chile tiene el 30% de las reservas mundiales de cobre, el 30% de los recursos del país vienen de la minería, pero no tenemos el 30% de innovación tecnológica en este rubro.
Darío Morales, representante de CORFO insistió en la necesidad de investigación aplicada y diversificada. En cuanto a las fuentes de inversión en investigación notó que en Chile 2/3 del financiamiento en la investigación provienen del estado, con sólo 1/3 de esta inversión proveniente del sector privado. Estas cifras son completamente opuestas en los otros países de la OECD, con la empresa privada contribuyendo con 2/3 de esta inversión.
Aparte del aporte directo a la investigación, los representantes de los organismos de educación Australiana afirman que el estrecho vínculo entre educación e industria ha beneficiado su capacidad, infraestructura y estándares educativos. Por ejemplo, el gobierno del estado de Victoria (organizador de este evento) declara que,
“la educación es el mayor sector de exportación, atrayendo 150.000 matrículas internacionales por año y generando más de $4.7 billones de ingreso por exportaciones para el estado de Victoria y alrededor de 30.000 trabajos.”
Temas como estos, los que fueron abordados a nivel país, son también relevantes a nuestra realidad, particularmente cuando enfrentamos reformas educacionales tanto a nivel nacional como en nuestra propia facultad—por ejemplo a través de la nueva malla curricular—. Un paso importante a la que algunas instituciones, tanto nacionales como internacionales, han dedicado sus esfuerzos, ha sido el levantamiento de los perfiles de sus estudiantes y posteriormente de sus profesionales, lo que ha permitido la identificación de las brechas existentes y el análisis crítico y propositivo de los lineamientos a seguir.
De las experiencias expuestas en estas presentaciones, se rescata la necesidad de entender y evaluar las condiciones existentes, para así también poder proyectar hacia el futuro y ajustar nuestros procesos para hacerlos afines a las metas planteadas, incluyendo la mejora de las tazas de innovación, las que pueden orientarse a las nuevas necesidades para nuestras ciudades e infraestructura y donde la situación, en particular en relación al manejo del agua, adquiere una relevancia estratégica. Lo anterior justificaría la constante reevaluación de las prácticas actuales y es allí donde se argumenta que la experiencia y colaboración con Australia—país con el cual compartimos muchas similitudes—podría ser beneficiosa para ambos.
Algo que salió a la luz a través de las preguntas de los asistentes, es que si bien Australia ha logrado posicionarse en el mundo con algunas de las mejores universidades en los ránquines internacionales (The University of Melbourne en el lugar No. 18), se critica que existe una deficiencia en los aspectos y habilidades blandas de sus programas, o sea los aspectos humanos o sociales.
Más que formas de proceder, comparto estas ideas con el fin de abrir el diálogo a las posibilidades que pueden ser exploradas, enfatizando que ninguna experiencia puede o debiera ser 100% transferible. Seminarios como este nos ayudan a mirarnos a través de otros ojos, e incluso a discutir aspectos que comúnmente no se plantean. También a explorar posibilidades tangibles como la de intercambio de estudiantes, la formulación de redes—en este caso en aspectos de sustentabilidad—que contemplen la docencia y la investigación en colaboración con otras instituciones nacionales e internacionales, y la posibilidad de trabajar con la industria de modo que sea mutuamente beneficioso.
Entre los representantes a este evento se cuentan: CORFO, CONICYT, PUC, U. de Chile, Arcadis Chile, CSIRO (Australia’s National Science Agency), DFAT (Australian Department of Foreign Affairs and Trade), Deakin University, University of Melbourne, RMIT University y la embajada de Australia, entre muchos otros.