El modelo de producción de la ciudad actual no considera de manera efectiva la dimensión humana, aún cuando es posible reconocer que desde ahí se podría apuntar a mejorar la calidad de vida y la vida urbana de quienes habitan en las ciudades.
En este artículo Rebeca Silva, Francisco Muñoz y Hugo Delanoë proponen una estructura modélica de ciudad denominada Ergociudad, que busca mejorar los índices de calidad de vida a través de un análisis multidimensional de factores (físicos, ambientales, mentales y organizacionales) que inciden en la vida diaria de las personas en su actividad y prácticas cotidianas.